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Rutas por la comarca

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Rutas en BTT:

  1. Pizarra - Coín
  2. Coín - Alhaurín el Grande
  3. Alhaurín el Grande - Cártama
  4. Cártama - Almogía
  5. Almogía - Valle de Abdalajís
  6. Valle de Abdalajís - Álora
  7. Álora - Pizarra

Rutas ornitológicas

  1. Barranco Cañas (Alhaurín el Grande)
  2. Fuente del Acebuche (Alhaurín el Grande)
  3. Caserío de Monterroso (Almogía)
  4. Subida al Santi Petri (Almogía)
  5. El Chorro (Álora)
  6. Monte Hacho (Álora)
  7. Los Espartales (Cártama)
  8. Junta de los ríos (Cártama)
  9. Cerro Gordo (Coín)
  10. Sierra Blanca-Matagallar (Coín)
  11. Los Llanos-Valdeperales (Coín)
  12. Subida al Santo (Pizarra)
  13. Gibralmora (Pizarra)
  14. La Charcuela (Pizarra)
  15. La Capilla (Valle de Abdalajís)
  16. Del Nacimiento a las Pedreras (Valle de Abdalajís)

Ruta Mariana del Guadalhorce

Camino Mozárabe de Santiago

Otras Rutas

  1. Escalera Árabe (El Chorro)

Rutas en BTT

1. Pizarra - Coín

Partiendo desde Pizarra, en plena vega del Río Guadalhorce, accederemos, después de disfrutar de los típicos paisajes y aromas de cítricos, a la zona de vocación cerealista más extensa de la comarca: La Jara. Reducto de horizontes de antaño, libres de cables, urbanizaciones, carreteras…y repleto de cortijos, mojones y vestigios del pasado. La Jara, para quien la conoce o ha oído hablar de ella, evoca trémulos océanos verdes, palpitantes playas doradas y agobiantes jornadas de siega al cansino ritmo de la chicharra. Pero La Jara también se acaba: y lo hace con Río Grande, serpiente cristalina y verde con la cabeza bajo la Sierra de las Nieves y la cola en el Mediterráneo.

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2. Coín - Alhaurín el Grande

Esta etapa, que transcurre por la zona suroeste del Valle del Guadalhorce, goza de una riqueza paisajística e histórica fuera de lo común. No en vano discurre por las huertas históricas del “Paraíso ameno” (Coín) y el “Jardín de Alá” (Alhaurín el Grande) de los musulmanes, acercándose a varios manantiales utilizados, al menos, desde los primeros asentamientos humanos estables en la zona. Igualmente los caminos por los que discurrimos están cargados de historia, pues transitamos por varios tramos de las dos vías pecuarias que posee el municipio de Coín, así como por caminos de uso ancestral como es el de “Los Pescadores”, que se utilizaba para llevar el pescado desde las costas de Mijas y Fuengirola hacia el interior, y el Camino de “Coín a Alhaurín el Grande”, que unía estos dos pueblos hermanos.
Respecto al paisaje, as un lado las huertas de los valles de Coín, Alhaurín y del propio Guadalhorce; al otro, las sierras que nos separan del litoral, que pobladas de pinos en su mayor parte, nos sorprenden por su verdor y exuberancia. Estas sierras, Blanca y Mijas, esconden además los acuíferos de mayores dimensiones de la comarca, que son los que se derraman por las numerosas fuentes y manantiales que poseen ambos pueblos.
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3. Alhaurín el Grande - Cártama

Sobre la zona suroeste del Valle del Guadalhorce, entre huertas, partimos del “Lugar”(Alhaurín el Grande) y entre huertas y sierra llegamos a Cártama; atravesando parte del “Valle del Limón”. Pedaleamos a media ladera, dominando en todo momento el fondo del Valle del Guadalhorce; ése que en determinados momentos de la historia geológica fue un brazo de mar que unía el Mediterráneo con el Atlántico a través de la también sumergida Depresión del Guadalquivir. Los pagos que nos rodean son patrimonio puro, por la abundancia e importancia de los yacimientos arqueológicos aparecidos. Pasaremos de ese modo del Jardín de Alá a la Ciudad Escondida; observando, no demasiado lejos, el lugar donde debió estar la Villa musulmana de Benamáquex; pasada a cuchillo en 1485 por los Reyes Católicos.
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4. Cártama - Almogía

Desde la base de una sierrecilla caliza, la de Cártama, situada en el centro de la comarca del Valle del Guadalhorce, nos encaminamos, tras cruzar el río del mismo nombre y transitando sobre depósitos de materiales postorogénicos del Cuaternario, a las estribaciones occidentales de los Montes de Málaga, donde predominan las pizarras. Vamos pasando así, de los tonos grisáceo-azulados de las sierras calizas. A los verdes de las riberas del Guadalhorce, para terminar en los marrones de los Montes de Málaga. La vegetación también varía; desde los típicos matorrales aromáticos de la Sierra de Cártama, a los olivares de la base de la sierra; las zonas de regadío del fondo del valle y los sotos del río, a los almendrales y manchones de los cerros del camino de la Campana, Santi Petri, y los alrededores de Almogía.
Se trata de la ruta más dura de cuantas componen este recorrido por el Valle del Guadalhorce. A la salida, preparémonos bien, no olvidemos el agua y paciencia para enfrentarse, especialmente a los cerros pizarrosos que, poco a poco, nos suben hasta la Ermita de las Tres Cruces y luego nos acompañan hasta Almogía.
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5. Almogía - Valle de Abdalajís

Por estos predios en la zona más septentrional del Valle del Guadalhorce, terreno de vides, almendros y grano, discurre una ruta que aprovecha parte del antiguo “Camino Real de Málaga a Antequera”, a lo largo de la que podremos contemplar cómo el tiempo se detiene en algunos cortijos y ventas o cómo nuestros ancestros plasmaron su arte en determinados abrigos. Tampoco faltan elementos etnográficos como pozos, abrevaderos o eras, lo que unido a un variado paisaje, que destaca sobre el telón de fondo de las sierras calizas de la alta cadena, configuran un recorrido en el que disfrutar del paisaje, la historia y la cultura.
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6. Valle de Abdalajís-Álora

El Valle de Abdalajís se muestra como pueblo con historia, mucha historia, como lo demuestran los numerosísimos yacimientos que encontramos en su pequeño término municipal, situado en el punto de paso entre las comarcas de Antequera y el Valle del Guadalhorce. Poco a poco vamos pasando, de las laderas verticales y los picachos, a las huertas de Álora, con un punto de inflexión donde se doma al río Guadalhorce: “El Chorro”. Aquí, muy cerca del “Desfiladero de los Gaitanes” y rodeado de sierras salvajes, fenece el río para convertirse en agua apresada, que mediante acequias y canales se transporta hasta Málaga o se reparte por la vega permitiendo el sostén de un admirable paisaje agrícola. La última parte del recorrido, hasta llegar a Álora discurrimos por esta vega, disfrutando de paisajes rurales y aromas que nos trasladan a los tiempos de Jarifa, Abindarraez y Rodrigo de Narváez.

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7. Álora - Pizarra

Salgamos de Álora mirando atrás. Admiremos sus casas colgadas sobre el tajo y algo después, un poco más lejos, volvamos a mirar, para apreciar lo estratégico del lugar elegido para la ciudad y el Castillo. Allí, en lo alto del cerro, aún se yergue sobre sus fenicios cimientos de piedra; inexpugnable como demuestra la muerte, allá por 1434, a los pies de sus murallas, del “Adelantado de Andalucía”, Don Diego de Rivera, lo que se encarga de transmitirnos el famoso romance fronterizo “Álora, la bien cercada”.
La mayor parte del recorrido la hacemos junto a uno de los canales de riego del Guadalhorce, lo que provoca que la pendiente sea mínima y además de bajada en todo el camino.
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Rutas ornitológicas

1. Barranco Cañas (Alhaurín el Grande)

Nuestro itinerario nos lleva hasta un pasado todavía presente, a un recuerdo olvidado por muchos, por otros ni siquiera conocido, pero que unos pocos han sabido cuidar y mantener para que hoy día permanezca vivo.
 
Urique, Barranco Cañas, Marala, Los Corchos, La Tahona, Fahala, Cerro de Los Moros y Cerro de la Reina, arroyo Sanguino, Las Lomas..., cuna de manantiales, lugar de nacimiento de las aguas que llenaron de vida las venas de hombres y mujeres, que con su trabajo diario han sabido encontrar el equilibrio perfecto para vivir en armonía con la naturaleza.
 
Empieza nuestro paseo junto a las aguas que nacen entre los empinados y frondosos taludes del Barranco Cañas. Más abajo veremos cómo se une con el Arroyo de Marala, encuentro que dará lugar al nacimiento del Río Fahala.
 
Caminamos entre laberintos de tierra labrada, acequias moriscas y el cauce principal del río. Naranjas, limones, aguacates, chirimoyas, kakis, almendras, tomates, pimientos, lechugas, coles, habas, berenjenas, helechos, almencinas, bellotas, zarzamoras, higos y brevas..., todo nace aquí, hasta el pan cuyo trigo han molido durante siglos los molinos harineros. Un auténtico vergel de vida, un paraíso escondido.
ornitologia guadalhorce

A unos dos kilómetros partiendo desde Alhaurín el Grande en sentido Mijas pueblo, encontramos el acceso a nuestra ruta (punto1). Es una entrada a mano derecha que nos lleva hasta la Finca la Mota (punto 2), justo antes de la rotonda desde donde parten los caminos hacia Mijas, Coín y Fuengirola. Existe una zona llana donde podemos dejar los coches a unos 500 metros de esta entrada. Este camino nos acerca hasta nuestra primera parada, el Manantial de Urique (punto 3). Durante siglos, este manantial dio vida a los trabajadores del campo pero actualmente está seco. Su pérdida es una herida abierta en la tierra, que manifiesta el principio de una etapa donde el ser humano está olvidando sus raíces. Junto al antiguo manantial se abren paso las aguas que ahora se traen directamente de la Sierra de Mijas (punto 4).
 
Llegamos a una bifurcación donde encontramos una inscripción que indica “Barranco Cañas 2005” (punto 5) que tomaremos a la izquierda. Seguimos nuestro paseo por un camino asfaltado que va junto al Barranco de Las Cañas, o Barranco Cañas como se le conoce en la zona.
 
Seguimos caminando hasta alcanzar un lugar (punto 6) desde donde podemos contemplar unas amplias vistas de todo el entorno. Bajo nosotros se unen las aguas del Barranco Cañas y el Arroyo de Marala; nace el Río Fahala. Aquí, con algo de suerte, podremos observar las cacerías de algunas rapaces como el azor, el águila calzada o el gavilán entre otras. El autillo, el cárabo y el búho real hacen el cambio de turno tras la puesta de sol.
 
Descendemos hacia el río hasta encontrarnos de frente con una casa (punto 7), antiguo molino de harina, donde en la actualidad existe un obrador de confitería artesanal. Aunque nos pueda parecer extraño, nuestro camino público atraviesa un trozo del porche y entrada de las viviendas. A continuación, bajamos las escaleras próximas a una piscina que nos llevan por un sendero entre huertas, algo pendiente e irregular, el cual llega hasta el río. Una hilera de piedras (punto 8) nos ayuda a cruzar el Fahala.
 
Retomamos nuestro camino que ahora discurre entre dos casas. Al igual que antes, a pesar de estar en un camino público (servidumbre de paso, realenga, etc.), siempre que circulemos en torno a casas o huertas habitadas, no viene mal mostrar una actitud amable y respetuosa con las personas del lugar. Además, un saludo siempre es una buena actitud y puede ser el principio de una interesante aventura.
 
La enorme diversidad de especies vegetales del entorno ofrece recursos alimenticios prácticamente todos los meses del año. La frondosidad vegetal, unido a la orografía intrincada del terreno, proporcionan un lugar de refugio ideal para la fauna. Esta combinación hace posible la supervivencia de numerosas especies de aves. 
 
Llegamos hasta un cruce de caminos que tomamos a la derecha (punto 9). Atravesamos de nuevo el río, esta vez por un pequeño puente (punto 10) y poco a poco nos vamos alejando del cauce entre las huertas, hasta llegar a un cruce de caminos donde giramos hacia la derecha (punto 11).
 
Aquí comienza de nuevo el asfalto. El resto del camino debemos hacerlo con precaución porque la circulación de vehículos a motor es más notable en este tramo. Siguiendo este camino volveremos al punto de inicio del recorrido.
 
Hemos caminado por un auténtico tesoro natural, una reliquia del pasado que sobrevive hoy día en nuestra comarca. Huertos tradicionales, acequias moriscas, molinos de harina y naturaleza salvaje; una forma de vida amenazada de muerte.
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2. Fuente del Acebuche

fuente del acebuche
Nuestro itinerario discurre por la falda de la cara norte de la Sierra de Mijas. El hábitat es fundamentalmente de pinar, aunque también recorremos algunos tramos con mosaicos de cultivos y monte bajo de matorral y arbustos dispersos. Encontraremos algunos puntos singulares con especial atractivo, como la Fuente del Acebuche o algunos miradores naturales desde los que recrearnos con las vistas del Valle del Guadalhorce, desde donde poder observar alguna fauna fuera del ambiente forestal.

Para acceder hasta la ruta debemos tomar como referencia, sobre todo si venimos con vehículos a motor, la carretera comarcal C-344 que une a los pueblos de Alhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre. Cerca del kilómetro 11, buscaremos un monolito que indica el inicio de un Camino Forestal (frente al Hotel-Restaurante El Mirador, en la Urbanización La Paca). Desde este punto nos dirigiremos, siempre pendiente arriba y prácticamente en línea recta, hacia el encuentro del pinar, donde termina la urbanización (Casa Tolina es la última que encontramos). Aquí comienza nuestro itinerario (punto 1) así que debemos dejar aparcados los vehículos a motor en torno a este sitio.
ruta guadalhorce
 
Una vez dentro del pinar continuaremos por la pista principal monte arriba.
 
A unos 800 metros desde el punto 1 encontraremos un cruce (punto 2) que tomamos hacia la izquierda. Unos 200 metros más arriba hay una bifurcación (punto 3) que también seguimos a la izquierda. Atravesamos una zona con mosaicos de cultivos leñosos de secano, monte de matorral y pastizal con acebuches y algarrobos dispersos. A continuación, llegaremos a una caseta hecha de obra junto al camino y a un espacio destinado al tiro al plato, donde se prohíbe el paso (punto 4).
 
En esta zona se abren las vistas. Podemos echar un vistazo a los cortados rocosos que hay sobre el pinar y disfrutar de las panorámicas del valle. Incluso se puede ver la costa. Éste es un buen punto para la observación de aves planeadoras y rapaces rupícolas como el halcón peregrino, el águila real, el águila perdicera y otras forestales como la culebrera, el ratonero común, la calzada, el azor y el gavilán.
Foto 56.1: Águila calzada (J. L. Muñóz)
 
Un poco más adelante comienza el tramo de mayor dificultad física de toda la ruta (punto 5). Se trata de una senda que sube monte arriba a través del pinar y cuya pendiente exige un considerable esfuerzo al senderista. Una vez finalizado este trayecto (punto 6) continuaremos el recorrido por un tramo que no presenta pendientes. Después, pasaremos una curva ancha donde encontramos una explanada con magníficas vistas (punto 7). El camino nos conduce hasta un lugar (punto 8) donde hay una pequeña senda que va hasta la Fuente del Acebuche (punto 9), la cual tiene agua durante todo el año (excepcionalmente sin agua tras periodos de prolongadas sequías).
 
Es el lugar idóneo para repostar y descansar, pero sobre todo para disfrutar de la diversidad de aves que utilizan este enclave para beber. De esta forma, en pleno verano, cuando más difícil es encontrar puntos con agua, esta fuente se convierte en un hervidero de vida. Si mantenemos una distancia prudencial con la fuente y un comportamiento respetuoso hacia el entorno, no tardaremos en ver cómo acuden confiadas las aves al agua. Es una oportunidad ideal para aprender a reconocer las distintas especies de aves forestales.
 
Desde la fuente salimos hasta un carril principal. Unos metros más abajo encontramos a mano izquierda una senda que nos conduce hasta un pinar abierto, donde encontramos una antigua zona de cultivos con almendros, algunos algarrobos dispersos y matorral (punto10) donde vale la pena asomarnos para observar a las aves que revolotean en este claro.
 
Retomamos el carril principal hasta llegar al punto 3. A partir de aquí tan solo tenemos que deshacer nuestros propios pasos para llegar hasta el punto de inicio de la ruta.
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3. Caserío de Monterroso (Almogía)

Nuestro itinerario discurre por un carril de tierra con suaves pendientes. El paisaje predominante es monte de matorral y arbustos, con arboleda dispersa de monte mediterráneo de encinas y algunos mosaicos de cultivos leñosos de secano, como el almendro o el olivo.
ruta ornitologica guadalhorce
Para acceder hasta el inicio del recorrido tomaremos la carretera comarcal que une Almogía con Villanueva de la Concepción. En el kilómetro 11 seguimos una pista asfaltada en dirección al Caserío de Monterroso. Continuamos por el asfalto hasta que después de unos tres kilómetros encontramos una curva junto a la cual hay una pequeña explanada habilitada para el deporte (fútbol, etc.). Aquí buscamos un hueco donde dejar los vehículos fuera del asfalto (punto 1).
 
Iniciamos nuestra ruta en el carril de tierra que sale junto a dicha explanada (punto 2).
 
La vegetación existente es un monte de matorral disperso (jaras, palmitos, aulagas, retamas, etc.), pastizal, algunos acebuches y encinar abierto.
 
Según avanzamos, podemos ver el arco calizo central malagueño (Torcal, Sierra de Valle de Abdalajís, el Huma) así como la depresión del Valle del Guadalhorce y los montes que lo circundan (montes de Pizarra, Álora...).
 
Paseamos por un monte bravío de matorral y pastizal, con  retazos del monte original mediterráneo. Los campos de cereal y cultivos como el olivo y el almendro diversifican este paisaje. También encontramos algunos pequeños cortados rocosos, así como tramos de ríos y arroyos encajonados entre laderas de montes con fuertes pendientes. 
Cabe destacar este entorno como hábitat idóneo de cría para el águila perdicera. De modo que, en este lugar de la comarca, algunas parejas consiguen sacar con éxito hasta tres pollos por nido y temporada.
 
Más adelante nuestro camino atraviesa un núcleo de casas rurales (punto 3). Aunque puede existir algo de confusión, en este tramo nuestra ruta discurre siempre cuesta arriba, por lo que continuamos por la zona de mayor pendiente cuando atravesemos el conjunto de viviendas.
 
Con las casas a nuestra espalda llegaremos hasta un cruce que tomaremos hacia la izquierda (punto 4) y, a pocos metros, volvemos a encontrar el asfalto. A continuación llegamos hasta el núcleo rural del Caserío de Monterroso (punto 5); lo atravesamos y a 300 metros encontramos nuestro punto de inicio de la ruta (punto 2).
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4. Subida al Santipetri (Almogía)

La subida al monte Santi Petri es una ruta que discurre en su primer tramo por campos mixtos de cultivos de secano con retazos de monte mediterráneo autóctono. Después se intensifican y se hacen más patentes los mosaicos de cultivos de secano y, finalmente, tras pasar por uno de los pocos alcornocales que sobreviven en la comarca, llegamos a la cumbre más elevada del municipio, antigua atalaya desde donde otras culturas vigilaban todo el Valle del Guadalhorce y su entorno.
ruta ornitologica guadalhorce
El inicio de la ruta se encuentra entre los kilómetros 13 y 14 de la carretera comarcal que une Almogía con Villanueva de la Concepción, en un cruce donde se indica la subida al Monte Santi Petri por el Camino de Tomás Martín (punto 1). Aquí podemos dejar aparcados nuestros vehículos.
 
La vegetación en este punto está compuesta por cultivos leñosos como el olivo y el almendro salpicados por retazos de monte bravío autóctono con alcornoques (Quercus suber), acebuches (Olea europaea var. Sylvestris) y matorral xerófilo. Junto al cruce encontramos un punto muy interesante para la observación de los anfibios. En época de lluvias se forma una pequeña charca (punto 2) de la que surgen multitud de anfibios como el sapillo pintojo (Discoglossus sp.), el sapo común (Bufo bufo) o el sapo corredor (Bufo calamita) entre otros.
 
Este entorno se conoce como La Dehesa y fue siempre la zona con mayor abundancia de conejos de todo el término municipal del Almogía según comentan personas del lugar.
 
La primera parte del recorrido está asfaltada hasta el cruce que hay después de pasar el núcleo de casas de Tomás Martín, junto al Cortijo Los Pinos (punto 3). Giramos hacia la derecha (punto 4) por un carril de tierra ancho que atraviesa zonas cultivadas principalmente con olivo y almendro, por donde no es difícil ver al águila culebrera.
ruta ornitologica guadalhorce
 
Más adelante giramos hacia la izquierda en un cruce (punto 5) hasta pasar por delante del Cortijo Los Guerreros (punto 6). Llegaremos hasta un pequeño collado bajo el cual sobrevive uno de los últimos alcornocales de toda nuestra comarca (punto 7). Aquí se solapan los territorios de al menos dos parejas de águilas perdiceras, una pareja de culebreras y es habitual observar otras rapaces como el gavilán o el águila calzada.
 
Otro espectáculo que nos brinda este punto es el paso de zorzales de diferentes especies, principalmente el zorzal común en los atardeceres del invierno cuando entran a última hora a sus dormideros en el interior del alcornocal.
 
Continuando monte arriba, pasamos por una gran plantación de almendros que dejaremos a la derecha (punto 8) hasta llegar al inicio de una pequeña senda que nos conduce hasta la cumbre más alta de todo el término municipal de Almogía: el Santi Petri.
 
La subida discurre por un monte bajo de palmito (Chamaerops humilis), jaras (Cistus sp.) y otros matorrales entre los que crecen pequeñas encinas (Quercus rotundifolia) que tratan de restablecer el antiguo monte mediterráneo que fue arrasado en un incendio forestal a mediados de los años noventa.
 
Una vez arriba (punto 9), tendremos ocasión de disfrutar de unas impresionantes vistas de toda la comarca. Antiguamente aquí se alzaba una fortificación de la que apenas quedan algunos restos arqueológicos.
 
Al igual que en otras atalayas naturales de las sierras que circundan el Valle del Guadalhorce, con algo de suerte podríamos observar aves planeadoras en paso durante sus viajes migratorios en los meses de agosto y septiembre principalmente. No obstante, es un buen lugar para la observación de las aves rapaces habituales de la zona.
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5. El Chorro

el chorro
Nuestra ruta comienza junto al Embalse de la Encantada, cuya agua proviene del Río Guadalhorce que se abre paso entre las abruptas paredes que lo rodean y que conforman el conocido Desfiladero de los Gaitanes. Aunque el trazado discurre por el interior del pinar de este Paraje Natural, a lo largo del recorrido hay determinados puntos donde nos podemos recrear con las impresionantes vistas que ofrecen los acantilados calizos del macizo montañoso de la Sierra de Huma.

Iniciamos la ruta en la barriada del Chorro, concretamente en la parte alta y final del núcleo urbano donde está ubicado el panel informativo de nuestra ruta (Haza del río) (punto 1).
 
Nada más empezar la subida entramos de lleno en el pinar. Tenemos como guía de nuestro recorrido el cauce del Arroyo del Chorro que, dependiendo de la época del año y las precipitaciones, irá con agua o sin ella. En nuestra primera parte del recorrido, tenemos que atravesar el arroyo dos veces antes de llegar al cruce con el Camino de las Pedreras que tomaremos hacia la izquierda.

 ruta ornitológica guadalhorce
Más adelante, volveremos a cruzarnos con el cauce del arroyo y poco después tomaremos una senda (punto 2) con acceso prohibido a vehículos que se adentra a nuestra derecha por el pinar (hay que estar atentos ya que el inicio del sendero puede pasar desapercibido). Iniciamos aquí una subida por el interior del pinar donde tendremos oportunidad de ver, sobre todo, aves forestales vinculadas a bosques de coníferas (pinar): el grupo de los páridos (carboneros, herrerillos…), los piquituertos, los arrendajos, los pájaros carpinteros, los agateadores, los pinzones, etcétera.
 
Tendremos oportunidad de echar un vistazo a otras zonas del entorno desde los pequeños claros que a veces se nos abren entre el pinar. Intentaremos observar aves como el buitre, el águila perdicera y demás especies que habitan en los cortados rocosos que nos rodean. Aunque cada vez más escaso, no es extraño observar al alimoche en estos parajes, una de las especies de aves carroñeras más amenazadas que hay en la Península Ibérica.
 
Al llegar a la parte alta, límite del pinar con los paisajes agrícolas, encontramos una casa y junto a ésta un pozo de agua (punto 3). Giramos hacia la izquierda y retomamos el Camino de las Pedreras, ahora cuesta abajo. En este tramo nos acompañan los paisajes de acantilados y roquedos calizos a un lado y los pinares al otro, aumentando la diversidad de especies de fauna en el entorno.
 
Existe la posibilidad de asomarnos a la parte alta de los cortados cogiendo el carril que parte desde el punto 4. Llegaremos hasta un pequeño pinar ubicado sobre las paredes calizas, desde donde tenemos unas vistas impresionantes de todo el entorno del Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes. 

Y por si fuera poco, tenemos la opción de añadir otro nuevo ingrediente a los roquedos y pinares: el agua. Al llegar nuevamente al punto de inicio de nuestro itinerario (punto 1), dando por concluido el recorrido, podemos acercarnos hasta el Embalse de la Encantada para dar un paseo por sus orillas. Éste es el punto de encuentro de tres ambientes: el pinar, los cortados y el cauce fluvial del río. Con suerte podremos continuar aprendiendo de la rica diversidad que nos ofrece este lugar y observar especies tan curiosas y particulares como el mirlo acuático o la simpática y escurridiza nutria.
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6. Monte Hacho (Álora)

En este itinerario, recorremos un carril que nos lleva desde la falda hasta las cumbres del Monte Hacho de Álora. Empezamos bordeando su cara Norte, donde encontramos un paisaje en mosaicos de cultivos principalmente leñosos de secano, olivos y almendros sobre todo. Éstos se alternan con trozos de monte de matorral y pastizal y algunas zonas con pequeños rodales de pinos dispersos, sobre los cuales se alzan algunos tajos y paredes llenos de cuevas y oquedades. Después, realizamos una subida donde el paisaje va cambiando hasta que en las zonas altas ya no quedan prácticamente cultivos, tan sólo zonas de matorral y pastizal con pinos. Un paseo por la cumbre nos regalará unas magníficas vistas de los pueblos, valles y montañas de nuestro entorno.
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El punto de partida de nuestro itinerario esta próximo a la Fuente de la Higuera (punto 1), frente al Cortijo de Los Pérez (punto 2), en la carretera comarcal (km 33) que une los pueblos de Álora y Carratraca (MA-441). También se puede acceder muy fácilmente desde el polideportivo municipal del pueblo (punto 3). Podemos dejar nuestros vehículos en el entorno de la Fuente de la Higuera.
 
Nuestra ruta comienza en un carril ancho que discurre por la falda de la montaña. El hábitat está formado por zonas cultivadas principalmente con especies leñosas como el olivo y el almendro. Estos cultivos están salpicados con parches de monte de matorral bajo y pastizal donde encontramos pequeños núcleos de pinar disperso así como pies de pinos y algarrobos aislados. Por encima de este paisaje se alzan paredes llenas de cavidades, algunas de las cuales son el lugar donde habitan y se refugian diversas especies de animales. Por ello, estos lugares deben ser siempre respetados y salvaguardados de cualquier impacto humano.
 
Avanzamos bordeando la cara norte del Monte Hacho. Nuestro paseo a lo largo de unos tres kilómetros por la pista principal, nos lleva hasta un cruce de cuatro caminos (punto 4). A unos 300 metros al frente hay una fuente (punto 5) que se ubica bajo una gran roca y junto al pie de un portentoso algarrobo. Durante el verano, ante la escasez de agua, este punto es vital para la supervivencia de numerosas aves y otra fauna del entorno. Nuestra presencia nunca debe ser una molestia para ellos, sobre todo en los momentos de más calor.
 
Retomando el cruce anterior, subimos ladera arriba hasta llegar a un cruce en la parte alta del monte (punto 6) que continuamos a la izquierda.
 
Llegaremos hasta un mirador natural (punto 7) desde donde podremos disfrutar de unas fabulosas vistas del núcleo urbano de Álora y del resto del valle hacia el sur. Aquí finaliza nuestro recorrido aunque existen varias opciones de caminar por las cumbres y descubrir otras perspectivas del paisaje.
 
Opción A: Desde el cruce (punto 6) hacia la derecha.
 
Tomando este carril llegamos hasta una zona (punto 8) con excelentes vistas del entorno y un buen lugar para observar la fauna. Continuando el sendero podemos llegar hasta el borde de unos tajos (punto 9) desde donde tenemos unas magníficas vistas de la Sierra de Las Nieves, Sierra Prieta y Sierra de Alcaparaín entre otras. Es un buen lugar para observar al roquero solitario y la collalba negra así como la cabra montés.
 
Opción B: Desde el punto (punto 7) retomamos el carril principal que traíamos.
 
Más adelante llegamos al punto con mayor altitud del Monte Hacho (punto 10), donde hay ubicado un vértice geodésico. Desde aquí tenemos vistas panorámicas en 360 grados a nuestro alrededor: un excelente punto para interpretar el paisaje de todo el entorno. También podemos llegar al extremo oriental de las cumbres siguiendo el carril hasta su fin (punto 11), lugar conocido en la zona como la Cruz. No será raro ser sorprendidos por la repentina aparición de rapaces como el buitre leonado, el águila culebrera o perdicera.
 
La vegetación que encontramos en la zona alta es básicamente monte de matorral bajo y pastizal, como la jara blanca (Cistus albidus), la aulaga (Ulex parviflorus), el romero (Rosmarinus officinalis), el palmito (Chamaerops humilis) o la retama (Retama sp.), con pequeños rodales de pinos dispersos y algunos acebuches (Olea europaea var. sylvestris).
 
Todo el perímetro de las cumbres está circundado por laderas de fuertes pendientes y algunos barrancos y cortados. En marzo de 2008 el naturalista J.A. Navarro observó en la zona un ejemplar de treparriscos (Tichodroma muraria), de cuya presencia en la provincia se tienen muy pocos datos; existen varios registros en Sierra Tejeda-Almijara, alguno en el Torcal de Antequera, uno en el entorno del Chorro y otro en la Catedral de Málaga (todos en invierno).
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7. Los Espartales (Cártama)

Nuestro sendero recorre circularmente una sierra de cotas bajas que forma parte de la unidad de montes de Cártama (Sierra de los Espartales y Sierra Llana). Estos montes se ubican entre dos valles, el de la depresión del Río Guadalhorce y el que se forma entre la Sierra de Mijas y las sierras anteriormente citadas.
 
Desde las parcelas de huertos con cultivos cercanas al pueblo, mayoritariamente de secano, avanzamos hasta atravesar paisajes de monte bajo de matorral y zonas con arbustos y árboles dispersos, hasta finalmente alcanzar pequeños pinares sobre los que se alzan algunos cortados rocosos que encumbren la cara norte de la sierra.
 
Esta ruta era utilizada antaño como vía de comunicación entre los dos valles. Hace sesenta años personas, como José Postigo, partían desde Cártama rumbo a Alhaurín el Grande con las bestias (mulos) cargadas de chumbos (Opuntia ficus-indica) para comercializarlos. 

ruta ornitologica guadalhorce
Comenzamos nuestro itinerario en la parte alta del pueblo de Cártama. Desde el parque del Santo Cristo (punto 1) subimos por la calle del mismo nombre hasta que se cruza con la calle Puerto, a nuestra derecha, la cual seguimos (si vamos en vehículo tenemos que rodear por la calle paralela, ya que es dirección prohibida). Continuamos subiendo hasta que llegamos al punto de inicio del recorrido (punto 2) donde hay un mapa que muestra la ruta.
 
Iniciamos una subida por un camino de cemento y hormigón que discurre entre parcelas privadas con diferentes cultivos, sobre todo de secano (vid, chumbera, almendro,…). En laderas no cultivadas podemos encontrar palmito (Chamaerops humilis), tomillo (Thymus vulgaris), algunos acebuches (Olea europaea ssp. sylvestris), olivos (Olea europaea) y algarrobos (Ceratonia siliqua) dispersos así como hinojo (Foeniculum vulgare), bastante abundante en los márgenes del camino.
 
Tras una serie de curvas llegamos a un cruce de caminos (punto 3) donde se encuentra el acceso a la Ermita de la Virgen de los Remedios y restos arqueológicos del Castillo de Cártama. Tenemos una buena oportunidad para disfrutar de una panorámica del pueblo y todo su entorno paisajístico. También se pueden observar muy bien cernícalos y pequeñas aves que acuden habitualmente a beber a una fuente que hay junto a la Ermita. Comentan algunas personas del pueblo, que hasta hace no muchos años siempre existieron lechuzas comunes en esta vieja fortaleza y fue la mano del hombre quien las hizo desaparecer.
 
Continuamos la subida por el carril  hasta que llegamos a una bifurcación (punto 4) donde un asiento labrado en el terreno puede venirnos muy bien en caso de necesitar un descanso. Seguimos hacia la derecha y, sin desviarnos del camino principal, llegamos hasta un pequeño puerto (punto 5) desde donde divisamos la Sierra de Mijas y el valle que se forma en medio. A nuestras espaldas queda el Valle del Guadalhorce.
 
Hasta aquí el paisaje está formado fundamentalmente por parcelas privadas con cultivos. Sin embargo, a partir de ahora nuestro paisaje será distinto.
 
Empezamos a bajar por un sendero paralelo al Arroyo de Montoro. La vegetación está compuesta fundamentalmente por matorral de romero (Rosmarinus officinalis) y palmito (Chamaerops humilis). También existen numerosos ejemplares de enebro (Juniperus communis) que no alcanzan, en su mayoría, porte arbustivo debido al intenso sobrepastoreo al que estos montes se ven sometidos diariamente.
 
Junto al arroyo encontramos algunos árboles como el algarrobo (Ceratonia siliqua) y también plantas como el junco churrero (Scirpus holoschoenus) que nos indican la existencia permanente de agua en la zona (punto 6). Durante el verano estos sitios se convierten en un recurso vital para la fauna silvestre y el ganado doméstico.
 
A media ladera llegamos hasta una pequeña explanada (punto 7). Continuamos el camino hasta llegar a otra zona llana (punto 8), justo antes del encuentro de nuestro arroyo con otro que se le une por la izquierda. Debemos cruzar el arroyo para continuar por la ladera de enfrente.
 
Esta parte del recorrido tiene especial interés al ser uno de los pocos puntos del entorno donde podemos observar a la collalba negra. Además, es un enclave donde el vencejo cafre ha llegado a reproducirse en los últimos años.
 
Nuestro sendero baja hasta el Arroyo de Montoro junto a una parcela de cultivos (punto 9). Continuamos bordeando la alambrada hasta pasar una granja (punto 10) y llegar a un carril por donde circulan vehículos (punto 11). Continuamos por el sendero perpendicular a este carril, por el exterior de la valla metálica de una parcela que tiene un gran aljibe de agua junto a una casa y un portentoso algarrobo.
 
Desde allí iniciamos una subida hacia las cumbres de la sierra donde aparece una nueva formación vegetal: un apretado monte de coscojas (Quercus coccifera) que da un aspecto más verde y frondoso al esquilmado monte de espartos (Stipa tenacísima), palmitos, romeros y enebros.
 
A medida que caminamos por las cumbres de estos cerros podemos disfrutar de unas magníficas vistas del entorno: Sierra de Mijas, Sierra Alpujata, Sierra de Las nieves, Sierra Prieta, Sierra de Alcaparaín, así como gran parte de ambos valles y los montes que los circundan. Incluso podemos divisar el mar Mediterráneo.
 
Siempre avanzaremos buscando la parte alta del monte en sentido a Cártama. Llegaremos hasta el punto 12 junto al cual hay varios acebuches alineados de forma muy llamativa. Desde aquí giraremos hacia la izquierda para comenzar a descender por la cara norte de la sierra.
 
Esta parte de nuestro recorrido presenta algún tramo estrecho con el suelo bastante irregular por lo que debemos extremar la precaución.
 
A continuación atravesaremos una zona con pequeños grupos de pino carrasco (Pinus halepensis), algunos acebuches y algarrobos repartidos por las abruptas laderas. Más abajo empiezan a predominar los olivares y otras zonas de cultivos llamándonos la atención el cambio de coloración que presentan las tierras en algunos puntos.
 
Pronto llegamos a un tramo del recorrido caracterizado por presentar una masa relativamente densa de pinar y sobre el cual se alzan cortados rocosos que perfilan las cumbres de la sierra (punto 13). Desde el pinar llegamos hasta un lugar con vistas al pueblo (punto 14).
 
Tras el descenso por un angosto y pendiente tramo de sendero, llegamos hasta un carril ancho de tierra y piedra (punto 15) que tomaremos hacia la izquierda. Poco a poco nuestro paisaje se va humanizando (parcelas con huertos) hasta llegar a la Hacienda la Biznaga (punto 16). Ya sólo nos queda callejear un poco hasta llegar al parque del Santo Cristo, donde termina nuestra ruta.
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8. Junta de los Ríos (Cártama)

Nuestro itinerario recorre “la junta”, nombre con el que se conoce al punto donde Río Grande y Río Guadalhorce deciden encontrarse para nadar juntos su última etapa antes de volver a nacer en el mar. Aquí nos dejan parte del legado de sus vidas en cada álamo blanco (Populus alba), en los tarajes (Tamarix sp.), en las “juncias”, en los sotos y huertas, en las gentes y en la nutria o en la cigüeña negra. Un paseo por este vergel, nos enseñará que nuestros ríos forman parte inseparable de nuestras vidas y que son el alma de nuestros pueblos.

El acceso a nuestra ruta se encuentra en la carretera (A-357) que une Pizarra y Cártama, en la gasolinera próxima al puente que cruza Río Grande (kilómetro 46).
 
Dejamos los vehículos junto a la gasolinera y tomamos el carril que sale hacia el río.
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Nuestro itinerario comienza bajo el puente (punto 1) y se divide en dos tramos. Podemos hacer uno u otro, o bien los dos, dependiendo del tiempo de que dispongamos:
 

Opción A: Tramo alto

Comenzamos caminando aguas arriba, por un carril paralelo a Río Grande. El próximo puente conocido como puente del Cortijo del Chopo (punto 2) nos indica el final de este tramo.
 
La vegetación de ribera en este trecho del río está formada principalmente por zonas con eucaliptos, alguna alameda y cañaverales en los márgenes del cauce. Dentro de éste encontramos aneas (Typha latifolia), carrizos (Phragmites australis) y juncos (Scirpus holoschoenus) además de otras herbáceas como los berros (Nasturtium officinale). Existen campos de cultivos a los lados del río, principalmente de cítricos (naranjos y limoneros).
 
Ésta zona, es interesante para la observación aves, especialmente las ligadas a medios acuáticos o fluviales. Pero una especie en concreto hace que este lugar multiplique su valor ambiental: la cigüeña negra. Más de veinte ejemplares, algunos de los cuales son viejos conocidos por naturalistas de la comarca, utilizan esta zona para alimentarse durante el periodo invernal, además de las que utilizan estos remansos para descansar y tomar fuerzas para sus viajes migratorios.
 
A medida que avanza el verano, Río Grande y Guadalhorce se van secando. La permanencia del agua se va restringiendo a unos puntos muy concretos, alguno de los cuales se encuentran en este tramo (punto 3). Multitud de aves, reptiles, anfibios, mamíferos e invertebrados como las libélulas, dependen casi exclusivamente de este recurso. En estos puntos de agua se han llegado a documentar especies muy poco conocidas en la comarca como el sisón común.
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Opcion B: Tramo bajo

Nos dirigimos aguas abajo en dirección a la junta de los ríos. Normalmente tendremos el paso libre por una vereda que va paralela al cauce, la cual a veces no está bien definida por la extracción de áridos que se lleva a cabo en esta zona. Encontraremos un recinto (edificios y pequeño aeródromo) perteneciente a la Consejería de Medio Ambiente, que podemos bordear por el interior del eucaliptar, en el caso de no tener claro el trazado del sendero. Legalmente nunca tendríamos que encontrarnos con elementos artificiales (alambradas, muros...) que nos impidan la libre circulación por el margen contiguo al río por ser éste un espacio público.
 
Tras recorrer un kilómetro y medio aproximadamente llegamos a la junta de los ríos (punto 4), donde suelen confluir una gran cantidad de aves. Muchas de ellas utilizan este enclave para alimentarse y/o descansar, mientras otras tienen un paso obligado al amanecer y al atardecer cuando se dirigen desde sus dormideros hasta las zonas de alimentación y viceversa.
 
A partir de aquí nuestros ríos forman uno solo. En este caso, aunque sólo sea como acto simbólico, nos permitimos la licencia de llamar a este nuevo río “el Guadalhorce Grande”, de igual modo que las personas solemos llevar una parte del nombre de cada uno de nuestros padres.
 
Llegaremos a un tramo de río donde el eucalipto casi desaparece por completo, aunque no tardará mucho en reaparecer. En cambio se pueden ver los típicos álamos blancos de nuestras riberas siendo, lamentablemente, muy escasos.
 
El taraje, la cañavera (Arundo donax), el junco o el carrizo revisten y espesan de tupidos corredores verdes esta parte del río. Agachadizas comunes y chicas, alguna chocha perdiz y otros limícolas, además de las garzas o las emblemáticas cigüeñas negras, encuentran en este entorno un buen lugar para alimentarse sin ser molestadas.
 
En la parte final del recorrido, en una densa zona de tarajes (punto 5), el grupo SEO-Málaga desarrolla un programa anual de seguimiento de aves paseriformes (Programa Passer). Desde la primavera hasta el verano se monta una estación de esfuerzo constante, dedicada al anillamiento científico de aves silvestres. Capturan y toman datos de numerosas especies presentes en este hábitat. Estos datos, recopilados año tras año, son una fuente de información muy valiosa y una herramienta para la conservación del patrimonio natural.
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9. Cerro Gordo (Coín)

Nuestro objetivo en esta ruta es subir hasta la cumbre de un cerro desde donde tenemos unas magníficas vistas de los valles y las montañas que lo rodean. Es un lugar muy interesante para la interpretación de la geología y para la observación de mariposas, de otros invertebrados voladores y, por supuesto, de aves. Este enclave destaca en la comarca por su interés para la observación del fenómeno migratorio, principalmente de aves planeadoras en paso posnupcial. La mayor parte del ascenso está habitado por un pinar de pino carrasco con matorral de monte bajo. En las cotas más altas desaparece el pinar y domina el esparto y el matorral exclerófilo.
Para acceder hasta nuestra ruta tenemos dos opciones:
  1. Desde el Nacimiento de Coín: saliendo de Coín hacia Mijas (MA-485), a unos 3 kilómetros, encontramos a la derecha la salida del Nacimiento y de allí a la Ciudad del Cine.
  2. Desde la carretera Cártama-Marbella (A-355) a su paso por Coín: tomar la salida de Los Llanos y de allí hacia la Ciudad del Cine.
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La ruta comienza frente a la entrada principal de la Ciudad de Cine (punto 1) y discurre hacia la cumbre de Cerro Gordo por una pista forestal  que atraviesa un bosque de pino carrasco (Pinus halepensis).
 
Durante la primera parte del recorrido no hay desniveles acusados del terreno hasta que llegamos al punto 2, a partir del cual hay que ir con cuidado pues existen algunos tramos con piedra suelta donde los tobillos podrían sufrir lesiones.
 
Aprovechamos todo este tramo de pinar para la observación de aves forestales, aunque la Ciudad del Cine y su entorno son también una zona perfecta para ello por tener puntos de agua permanentes.
 
Al llegar a la parte donde el pinar empieza a desaparecer encontramos una zona (punto 3) desde donde podemos asomarnos al valle que se forma entre Sierra Negra y Sierra Blanca, cuyas aguas originan el nacimiento del Arroyo Alaminos.
 
Retomando el camino principal, entre aulagas (Ulex parviflorus), palmitos (Chamaerops humilis), lentiscos (Pistacia lentiscus) y espartos (Stipa tenacissima), llegamos hasta la cima del monte (punto 4). Éste es un extraordinario punto para el disfrute y la interpretación del paisaje. Así, en un día claro, se pueden ver ciudades como Fuengirola o la Bahía de Málaga y sierras tan lejanas como la del Torcal de Antequera o Sierra Nevada.
 
En este entorno confluyen materiales como los mármoles azules, los blancos y las formaciones peridotíticas. Estos y otros interesantísimos aspectos de la geología de la zona, hacen que su patrimonio botánico sea particularmente rico y singular (endemismos). Estas circunstancias geobotánicas repercuten en una gran diversidad de fauna invertebrada, especialmente insectos.
 
Además, este enclave funciona como una excelente atalaya desde donde recrearnos con los vuelos de rapaces habituales de la zona como el águila perdicera, el ratonero común, el azor o el gavilán. Además, en este observatorio natural, podremos disfrutar del espectáculo que año tras año nos ofrecen las elegantes aves planeadoras a su paso por nuestra tierra durante sus travesías migratorias. El flujo de aves se hace más evidente y notable durante la época de paso postnupcial (verano-otoño), cuando vuelven a sus cuarteles de invernada en África.
 
Durante más de quince años, naturalistas de la zona y diferentes colectivos, han podido constatar que la Sierra de Alpujata y su entorno es una zona donde confluyen un gran número de aves planeadoras que vienen migrando desde el este y este-noreste en dirección al Estrecho de Gibraltar.
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10. Sierra Blanca-Matagallar (Coín)

Nuestro camino discurre por una pista forestal que atraviesa un pinar maduro de repoblación, en cuyo interior crecen arbustos como el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus) o el lentisco (Pistacia lentiscus), así como encinas  mediterráneas (Quercus rotundifolia) e incluso algún que otro madroño (Arbutus unedo) y quejigo (Quercus faginea) en las umbrías. Tendremos oportunidad de asomarnos a un valle con una interesante biodiversidad de flora y fauna, además de ser un enclave geológico especialmente atractivo. Finalmente recorreremos unas llanuras con denso matorral que llena de otros encantos al lugar.
Para acceder hasta nuestra ruta tenemos dos opciones:
  1. Desde el Nacimiento de Coín: saliendo de Coín hacia Mijas (MA-485), a unos 3 kilómetros, encontramos a la derecha la salida del Nacimiento y de allí a la Ciudad del Cine.
  2. Desde  la carretera Cártama-Marbella (A-355) a su paso por Coín: tomar la salida de Los Llanos y de allí hacia la Ciudad del Cine.
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Dejaremos los vehículos junto a la Ciudad del Cine (punto 1), donde empieza nuestro recorrido.
 
El entorno de la Ciudad del Cine es un buen lugar para la observación de aves forestales ya que existen puntos de agua durante todo el año.
 
A unos 500 metros aproximadamente, encontraremos una zona de pinar a nuestra derecha (punto 2) que fue arrasada por un incendio a mediados de 2007. Precisamente en toda el área afectada por aquel incendio, naturalistas de la zona observaron durante Junio de 2008, aves tan interesantes como el halcón de eleonor o el cernícalo patirrojo. En el caso de la primera especie se llegaron a ver juntos grupos de 3, 5, 8 y hasta 13 individuos al mismo tiempo. 
Más adelante tomamos un acceso (punto 3) que nos lleva hasta la otra vertiente de Sierra Blanca, desde donde podemos divisar todo el valle del Arroyo Alaminos y la Sierra de Alpujata (punto 4). Aquí podemos observar rapaces como el azor, el halcón peregrino y las águilas culebrera, calzada o perdicera, así como otras aves de menor tamaño: la curruca rabilarga, el roquero solitario o la cada vez más escasa collalba negra.
 
Durante la época de migración postnupcial, agosto-septiembre, suelen observarse planeadoras como el alimoche, la cigüeña negra, el abejero, el milano negro y el águila pescadora, así como diferentes especies de aguiluchos.
 
Aunque antaño había grandes manadas de cabras monteses, actualmente sólo se pueden ver pequeños grupos en esta zona, incluso con suerte podríamos detectar algún corzo.
 
Retomando nuestro carril principal nos adentramos nuevamente en el pinar hasta llegar a un cortafuego (punto 5) que bajaremos hasta alcanzar Los Llanos de Matagallar (punto 6).
 
Ahora circulamos por un camino forestal entre dos hábitats, el pinar y el matorral, cuya combinación diversifica las especies de flora y fauna en la zona. Por ejemplo, desde finales de invierno y durante la primavera, podemos encontrar más de veinte especies de orquídeas en este entorno. Destacan algunas como la Gennaria biphylla y la Ophris atlantica de la que sólo se tiene constancia en un área de distribución muy reducida. La mayor concentración de orquídeas la encontramos en los bordes y claros del pinar.
 
Lo mismo ocurre con las aves, ya que podemos ver especies tan forestales como el piquituerto común y otras como la cogujada montesina, que habita en espacios abiertos y desarbolados.
 
Más adelante llegaremos hasta un área recreativa junto a la Ciudad Deportiva de Los Llanos (punto 7), donde podremos hacer una parada.
 
Una pista-cortafuego nos conducirá hasta el punto de inicio y fin del recorrido (punto 1).
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11. Los Llanos-Valdeperales (Coín)

Esta ruta nos lleva por un entresijo de acequias que dan vida a las huertas de frutales y hortalizas que se entremezclan con campos de olivos y almendros.
 
Es un mosaico agrícola donde podemos encontrar desde plantas herbáceas y leguminosas hasta árboles frutales y algunas coníferas. Y, entre tanto verde, casas de aperos, viejos muros y otras estructuras, que suman en su conjunto un habitat idóneo al que han sabido sacar partido multitud de aves de diferentes especies.

Iniciamos la ruta a los pies de la Torre de los Trinitarios de Coín (punto 1), en torno a la cual debemos dejar aparcados los vehículos a motor.
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El comienzo, tal vez un poco duro por las pendientes, nos lleva por la calle La Cruz y la Cuesta de los Almendrillos hasta lo que se conoce como la zona de Los Llanos. Por el camino vamos dejando atrás los patios de vecinos y las últimas casas  del pueblo para adentrarnos, a través de paredes verticales, en el campo. En este tramo encontramos diversas especies de aves propias de ambientes urbanos, como el avión común, el gorrión doméstico o los vencejos.
 
Llegamos hasta el mirador que hay al final de la cuesta de los almendrillos (punto 2). A lo lejos vemos la Sierra de Las Nieves y Sierra Prieta y más cerca, bajo nuestros pies, el Valle del Río Bajo (afluente del Río Pereila de Coín).
 
Circulamos entre huertas y acequias que riegan hortalizas, naranjos y limoneros, así como cultivos tropicales de aguacate y chirimoya. También hay olivos y almendros, y un pequeño bosque de pinos aislado en el Cerro de las Lombardas (punto 3), al cual no se puede acceder por ser propiedad privada.
 
El Arroyo Nacimiento (punto 4) y la red de acequias a las que abastece conforman un recurso vital para la supervivencia de este ecosistema y toda la fauna que alberga.
 
Siguiendo siempre el camino asfaltado, y dejando atrás los accesos a fincas privadas, llegamos a un mirador natural (punto 5) con una buena panorámica del partido de Valdeperales.
 
A continuación cruzamos el cauce de un pequeño arroyo lleno de cañas y otra vegetación de ribera, además de algunas encinas dispersas por el entorno.
 
Después de unos 1200 metros aproximadamente encontramos un cruce con una torre de electricidad y unos eucaliptos detrás (punto 6). Giramos a la derecha, hasta llegar a la carretera Coín-Marbella, a la altura del cruce con la circunvalación norte de Coín (punto 7). Entonces, cruzaremos la carretera dirigiéndonos hacia el pueblo por una acera desde la cual podemos ir observando el entorno de Río Bajo.
 
Como curiosidad decir que a la vuelta pasaremos junto a una Iglesia Rupestre (punto 8), para cuya visita, es necesario pedir permiso a los propietarios de la carpintería donde se ubica. 
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12. Subida al Santo (Pizarra)

Nuestro itinerario discurre al pie de los impresionantes tajos de la Sierra de Gibralmora hasta llegar al Santo, emblemático lugar de Pizarra, desde donde se domina gran parte del Valle del Guadalhorce. Con las imágenes de la cima, sus olores y encantos aún en nuestros sentidos, descenderemos por el parque recreativo de Raja Ancha, disfrutando de su bosque de coníferas hasta llegar al pueblo.



Comenzamos nuestro itinerario desde la urbanización de la parte alta del pueblo (punto 1), donde podemos dejar aparcados los vehículos.
 
Avanzamos por un camino de tierra ancho que discurre junto a unos cortados llenos de huecos idóneos para que algunas aves como el cernícalo, el cuervo o el mochuelo instalen sus nidos o refugios.
 
Llegamos hasta una curva con un mirador bajo el cual encontramos Fuente Luna (punto 2), que permanece con agua durante todo el año.
 
A continuación tomaremos un cruce y giramos hacia la izquierda (punto 3), donde comienza la subida hacia El Santo por el Camino del Aljibe.
 
Durante la subida, el suelo está casi desprovisto de vegetación, mientras que en la parte alta empieza a ser más abundante y variada debido a la menor erosión del terreno. Encontramos cultivos de olivos y almendros así como algarrobos y algunas higueras, cuyos frutos son fuente importante de alimento para la fauna del lugar y las aves que paran aquí durante su migración.
 
A mano izquierda dejamos un acceso que nos lleva hasta unas antenas (punto 4). Después de un kilómetro caminando por la cumbre acompañados de algarrobos, giramos a la izquierda (punto 5) y continuamos hasta llegar al Mirador del Santo (punto 6).
 
En este punto ocurre un fenómeno muy particular e interesante: El Santo, y buena parte de su entorno, permanece iluminado artificialmente con grandes focos cada noche, por lo que, cientos de insectos, principalmente mariposas nocturnas o polillas, acuden a este punto atraídos por la luz. Entre los meses de mayo y agosto, los chotacabras pardos que crían en la zona, acuden cada noche para atiborrarse de estos insectos voladores. Pero no sólo los chotacabras participan de esta particular cacería: los murciélagos, incluso el autillo, también acuden al banquete. Es muy interesante ver cómo estos seres totalmente salvajes han sabido sacar un beneficioso y rentable aprovechamiento a una intervención humana en el medio natural.

A partir de aquí nuestra ruta comienza a descender hacia el pueblo para lo que debemos tomar la senda que sale desde el área recreativa (punto 7) que hay junto al Santo. En una zona del itinerario en la que llegamos a unos cultivos de olivos y algarrobos, parece que se pierde el camino. En este punto giraremos a la derecha, dejando los cultivos a nuestra izquierda, para comenzar a bajar poco a poco por la ladera que tenemos en frente. Como referencia, podríamos tomar una vieja higuera que hay en el lugar (punto 8).
 
Nuestra senda es estrecha pero fácil de seguir. Encontramos zonas de monte bajo de matorral con especies como la retama (Retama sp.), el espino negro (Rhamnus oleaoides) y algunos arbustos como el enebro (Juniperus oxycedrus), además de una extensa zona de pastizal-espartal por toda la ladera.
 
Pronto nos adentramos en el bosque de pino carrasco (Pinus halepensis), por donde avanzamos hasta encontrar un desvío (punto 9) que nos lleva hasta Cueva Oscura (punto 10). Aquí podemos hacer un alto en el camino para descansar, resguardarnos o tomar algo.
 
Retomando el camino principal encontraremos varias bifurcaciones que debemos tomar siempre a la izquierda,  buscando las vistas al valle, sin adentrarnos en el corazón del pinar. Aunque la opción de bajar por el pinar sería válida en caso de querer llegar al casco urbano de Pizarra directamente.
 
En el tramo final, un pequeño muro de piedras embellece el sendero. Al bajar este trecho llegaremos justo al lado del punto desde donde iniciamos nuestro itinerario. 
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13. Gibralmora (Pizarra)

Este itinerario nos muestra un paisaje donde los olivos, almendros y algarrobos se combinan con matorrales y pastos por toda la falda de la Sierra de Gibralmora. Restos arqueológicos, lagares, cortijos, eras y aljibes nos llevan hasta una época pasada.  Luego, iremos subiendo por su cara noreste hasta llegar a lo alto y asomarnos a un espectacular balcón desde donde disfrutar de las magníficas vistas que esta sierra nos regala de todo el valle y su entorno.
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Iniciamos el recorrido en la parte alta del pueblo, donde terminan las urbanizaciones (punto 1). Allí podemos dejar aparcados nuestros vehículos.
 
Tras caminar bajo los paredones verticales del primer tramo de camino llegamos hasta el Mirador de Fuente Luna (punto 2), bajo el cual se encuentra la fuente rural que  surtía de agua dos albercas de riego, una redonda y otra cuadrada, en tierras del Cortijo de Luna.
 
Continuamos bordeando la falda de la sierra. Pasamos un cruce y a unos 500 metros llegamos a una bifurcación que tomaremos hacia la izquierda (punto 3). Campos de labor, cultivos de secano y zonas de matorral están bajo el dominio de las paredes verticales que se alzan sobre nuestras cabezas. Éstas dan cobijo a cernícalos (primilla y vulgar), a alguna pareja de cuervos y a otra serie de aves menores como la collalba negra o el gorrión chillón. Tendremos que estar atentos, ya que en cualquier instante puede hacer acto de presencia nuestra emblemática águila perdicera.
 
Entre la vegetación presente en la sierra, cabe destacar la presencia de un endemismo ibero-africano, el arto negro o espino cambrón (Maytenus senegalensis var.europaea), localizado normalmente en las vaguadas y el entorno de los tajos en las partes altas. Su población ibérica se encuentra amenazada y está en la Lista Roja de la Flora Vascular de Andalucía.
 
Son frecuentes los campos de almendros, implantados tras la pérdida en el año 1878 de las extensas plantaciones de vides que aquí había, y de ahí el nombre que recibe la zona: Los Lagares. Destaca un algarrobo (Ceratonia siliqua) con más de cien años ubicado en el Lagar de Cantarero (punto 4).
 

Después de unos tres kilómetros recorridos por la falda de la sierra, llegaremos hasta la entrada del Cortijo de Gibralmora (punto 5). Aquí comienza nuestra subida hacia la cumbre del monte donde se pueden observar tanto el alcaudón común como el alcaudón real en época de reproducción.
 
En esta zona se ubican los restos arqueológicos de Los Castillejos de Quintana, un yacimiento de origen mozárabe (siglos IX-X) compuesto por una ciudadela y una necrópolis (cementerio).
 
Continuando monte arriba, podemos asomarnos a la Fuente del Madroño (punto 6) ubicada a unos 100 metros apartados del carril y a los pies de un madroño (Arbutus unedo). Manteniendo una actitud respetuosa, podremos contemplar a los pájaros que acuden a este punto para beber, teniendo en cuenta que sólo tiene agua durante los periodos lluviosos.
 
Finalmente, guiados por un camino de algarrobos, llegaremos hasta la cumbre de la sierra donde podremos disfrutar de unas inmejorables vistas de todo el entorno. Nuestro camino de retorno lo haremos desde El Santo (punto 7), por lo que se recomienda seguir las indicaciones del itinerario número 12 para continuar la ruta.
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14. La Charcuela (Pizarra)
15. La Capilla (Valle de Abdalajís)
16. Del Nacimiento a las Pedreras (Valle de Abdalajís)
Sección financiada por la Agencia Andaluza del Voluntariado agencia andaluza voluntariado

Ruta Mariana

Camino Mozárabe de Santiago

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Gracias a la Escuela Taller Iluro V podemos hacer esta ruta por nuestra cuenta con este vídeo.


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